Fue entonces cuando yo escribía tu nombre sobre el cristal de la ventanilla de un coche parado en el arcén de una carretera secundaria sin tránsito y la herrumbre de la carrocería se deshacía como ceniza con el aire caliente de aquel desierto y yo esperaba a que ocurriera algo muy quieta y tú te habías quedado sordo y ciego y mudo y el paisaje que habíamos construido temblaba sobre el asfalto y parecía animado por miles de hilos transparentes que lo acunaban de manera líquida y llegaron de otros confines o caminos o autopistas muertas un volante o vidrios o antenas o tapacubos o retales de asientos o muelles o espejos o una puerta como un río que después fue una montaña y tapó el sol y al no poder ver lo que estaba escribiendo empecé a inventarlo hasta que agoté aquel lienzo improvisado y te di un nuevo nombre y seguí mi camino.
Fue entonces cuando yo escribía tu nombre sobre el cristal de la ventanilla de un coche parado en el arcén de una carretera secundaria sin tránsito y la herrumbre de la carrocería se deshacía como ceniza con el aire caliente de aquel desierto y yo esperaba a que ocurriera algo muy quieta y tú te habías quedado sordo y ciego y mudo y el paisaje que habíamos construido temblaba sobre el asfalto y parecía animado por miles de hilos transparentes que lo acunaban de manera líquida y llegaron de otros confines o caminos o autopistas muertas un volante o vidrios o antenas o tapacubos o retales de asientos o muelles o espejos o una puerta como un río que después fue una montaña y tapó el sol y al no poder ver lo que estaba escribiendo empecé a inventarlo hasta que agoté aquel lienzo improvisado y te di un nuevo nombre y seguí mi camino.
Poema discursivo para el nuevo número de Funzeen. Irá acompañado de ilustración y ya estoy trabajando en distintas ideas.
Ilustración en acuarela sobre papel de arroz y posterior trabajo de photoshop.
Ilustración en acuarela sobre papel de arroz y posterior trabajo de photoshop.