Con el escáner echando humo, aqui os dejo una reproducción a pastel de uno de los retratos del Pintor Ciga que se pueden ver en el Museo de Navarra.
La llanura infinita y el cielo su reflejo. Deseo de ser piel roja. Leopoldo María Panero
martes, 24 de septiembre de 2013
AUTORRETRATOS
Continuando con la recopilación de trabajos de la Escuela de Arte de Pamplona, aquí dos autorretratos. El primero de ellos a grafito y el segundo a lápiz graso, un poco más brujil.
CUERPO Y MANCHA
Aquí os dejo unas acuarelas hechas en la Escuela de Arte Catalina de Oscáriz de Pamplona. Fueron trabajadas en mancha directa, sin dibujo previo y con modelo del natural. Es una manera que me encanta porque permite mucha libertad y el propio medio cobra un gran protagonismo. El agua es muy difícil de controlar pero a cambio ofrece una visión diversa del cuerpo humano.
ZAPATILLAS EN SEPIA
He pensado que estaría bien recopilar algunos de los trabajos que hice en la Escuela de Arte Catalina de Oscáriz de Pamplona. Haciendo criba, después de cuatro años, hay algunas cosas que creo que merecen la pena, como estas zapatillas en tinta sepia trabajadas en húmedo.
lunes, 23 de septiembre de 2013
VICTORIA
Revolviendo entre mis trabajos me reencuentro con este ala de la Victoria de Samotracia que trabajé hace algún tiempo.
domingo, 22 de septiembre de 2013
LA FIEBRE DEL ORO
No fue hasta unos años
después cuando volví a pensar en la ejecución del Loco Jesse y en
sus consecuencias.
El viejo Loco se pasó
diez años buscando oro en las aguas del río Sadson a cinco
kilómetros de Riverlock. Nadie supo nunca qué se le cruzó por
aquella cabeza de mula el día en que, sin motivo, se cargó al bueno
de Jamie Lee Stuard. Fue un golpe para todos
que los sesos de aquel hombre risueño quedasen esparcidos a las
orillas del río en el que la mitad del pueblo
abrevaba al ganado.
El Loco Jesse había
llegado de la nada y no hablaba demasiado con nadie, sino era para
encargar latas de judías, café, algo de carne seca y huevos cada
dos o tres semanas en la tienda de Lou y Jane. No se le conocía
mayor vicio que una botella de whisky un par de veces al año, antes
de desaparecer durante una semana y volver tan reservado como
siempre.
El Loco Jesse tenía la
obsesión de encontrar una gran pepita de oro,
escuchaban algunos
las pocas veces que aquellos delgados labios se quebraban para soltar
palabra. Que se sepa, nunca llegó a encontrarla.
Por aquel entonces
muchos otros extranjeros llegaban al pueblo a trabajar en el nuevo
ferrocarril. La Familia Stuard parecía nadar en la abundancia y
había financiado una parte importante del trazado férreo.
El sheriff Stuard,
hermano de Jamie Lee, decidió poner una placa bañada en oro en la
calle principal, que aún reza: “A Jamie Lee Stuard un hombre
alegre y afortunado, tristemente arrebatado de este mundo”. Todos
pensamos lo acertado de la frase y lo inesperado del final de Jamie
Lee, del que se decía que había nacido con una flor en el culo.
La tarde que terminó
con el Loco Jesse colgado de una cuerda en la plaza del pueblo, nos
extrañamos al ver en la ejecución una forastera que llegó el día
anterior a Riverlock. Cuando nos fuimos al bar de Mortimer a tomar
el último whisky pudimos observarla fuera descalzando al cadáver,
para después guardar cuidadosamente los zapatos del muerto en una
caja de cartón, unos extraños zapatos de piel de serpiente.
El Loco Jesse fue
enterrado en el cementerio del pueblo y nunca volvimos a ver a
aquella mujer.
Cinco años después de
la ejecución, recibí un nuevo muchacho en mi escuela. Me extrañó
que el chico decidiera instalarse en la destartalada cabaña de
Jesse, pero a todo el pueblo le vino bien que aquel nido de cuervos
fuese reconstruido, por lo que nadie puso ninguna objeción, más aun
cuando el muchacho era educado y cumplidor en el pago de sus
alimentos, además de buen mozo, como Jane apuntaba.
Enseguida el muchacho
destacó en la clase. Encontraba admirable su capacidad de trabajo y
esfuerzo. Un día me confesó que tenía vocación de sacamuelas y
que su madre le había enseñado que el trabajo duro siempre obtiene
recompensa.
Pensé que a ese
muchacho le esperaba un futuro prometedor hasta que un día el carro
de Conrad Stuard le pasó por encima, al encabritarse su yegua por la
picadura de una abeja. El accidente dejó al muchacho lisiado. Yo
mismo tuve que llevarle al veterinario Flint para que le enderezasen
la pierna, que había quedado machacada con la rueda del carro.
Cuando Flint me dio el zapato del muchacho, advertí que era
demasiado grande para su pie y pensé en la forma en que aquellos
zapatos de adulto habían llegado a su poder. Todo el día estuve
dando vueltas a esa idea hasta que por fin recordé dónde había
visto antes aquellos zapatos de piel de serpiente. No tenía duda de
que eran los mismos que los del Loco Jesse .
Cuando le pregunté, el
muchacho me contestó que su madre había comprado los zapatos en una
feria hacía muchos años, cuando él aun era un niño. Los había
guardado hasta el día en que se hiciera un hombre y, como su padre,
pudiera ir a hacer fortuna para cuidar de la familia. El pobre
muchacho no pudo cuidar ni de sí mismo. La pierna se fue pudriendo a
medida que transcurrían las primeras semanas del otoño y el día de
difuntos el veterinario Flint tuvo que cortarla hasta un palmo por
encima de la rodilla. Semanas después el muchacho no podía ni
levantarse a penas, pero Lou le dio la vieja muleta con la que su
padre se arrastró hasta sus últimos años y, en cuanto pudo ponerse
en pie cogió un tren, en la nueva estación del pueblo, de vuelta a
casa de su madre.
Estuve pensando largo
tiempo en aquella historia, en cómo los zapatos habían llegado al
muchacho. Pensé en la muerte de Jamie Lee Stuard, en sus sesos
esparcidos a orillas del río Sadson y en el cuerpo descalzo del Loco
Jesse colgado de una cuerda bajo una placa de oro.
Angélica López de la Manzanara
jueves, 19 de septiembre de 2013
CATACLISMOS DOMÉSTICOS
Hace
tanto que aparcaste el submarino
en un
garaje con goteras,
que
pensaste que eso era sumergirse,
remojarse
en los charcos
y
fotografiar manchas de gasolina en el agua.
Ahora
las esclusas ceden a una presión
de
miles de años
y el tsunami te encuentra en zapatillas
RIDERS ON THE STORM
Soñé
con mi lecho de muerte
de
magnate solitario
bajo un
bosque de lámparas,
repitiendo
aquella palabra
muchas
veces.
Tuve
aquel sueño y al despertar
no
había nadie investigando
el
pasado, pasado, pasado,
sólo la
lluvia en la ventana
de un
piso normal ,
con
bombillas desnudas
y unos
ciclistas atravesando el parque.
Nada
importa Rosebud.
Ya no
hay huellas
que el
fuego prenda.
martes, 17 de septiembre de 2013
DESGUACE
Más allá del encanto de la ruina, los trastos viejos ocupan un lugar en el mundo donde ya no compiten con el tiempo, son el tiempo mismo.
jueves, 5 de septiembre de 2013
UNA DE LEONE
Preparando la siguiente colaboración para Funzeen, siguiente tema: El western.
Abocetando a grafito y rotu.
Abocetando a grafito y rotu.
miércoles, 4 de septiembre de 2013
BASQUIAT, THE RADIANT CHILD
Quiero compartir con vosotros mi interés por el artista Jean-Michel Basquiat a través de este enlace a la web sobre catas de vino y conciertos I'm the mocker, con la que colaboro en el apartado Mocker says. Espero que disfrutéis de este artista tanto como yo.
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